Me quejaba de que el jugar bien no bastaba y que, es más, incluso parecía sobrar en el fútbol físico de hoy en día, cuando nuestro añorado Aaron Z salió al corte con su estilo siempre efectivo, recriminándome que nuestra forma de jugar no era la única que pudiera considerarse como buena y dándome la razón en cuanto a lo de la presión psicológica como baza ganadora. Al final la temporada ha resultado propicia a nuestros intereses y por tanto el pellejo filosófico del "Gran Johan" parece que seguirá a salvo durante un tiempo más, pero no dejo de preguntarme cómo es que un equipo que se hallaba a años luz de nuestro juego sideral estuvo a punto de jodernos la marrana con tan poca cosa. Sí, ya sé, la Liga es muy mala y hay mucha diferencia entre los dos primeros y los demás y bla, bla, bla... pero me da a mí que en este deporte cada vez sale más a cuenta poner cara de Hannibal Lecter antes de comerse un filet mignon y susurrar un "quid pro quo, Clarice" entre dientes para conseguir desarmar al oponente, siempre que éste no tenga la sesera tan bien amueblada como el Barça de Pep Guardiola. A tamaña crueldad algunos le llaman "gen ganador".
Como decía, al final nos hemos salido con la nuestra y nos follaremos a Uma Thurman no porque tengamos el pistolón más gordo sino porque somos los que mejor bailamos el "You Never Can Tell" cuando saltamos a la pista, y por lo visto la dichosa sentencia del "jugar bien garantiza títulos a medio plazo" seguirá a salvo de resultadistas irredentos. Sin embargo, yo no puedo evitar situarme en el universo alternativo y preguntarme qué habría sido de nosotros y de este deporte en general en caso de que el que muchos consideraban el mejor equipo del mundo hubiera vuelto a la casilla de salida sin un puñetero mendrugo de pan que llevarse a la boca. En ocasiones me despierto sudoroso por las noches y veo muertos: en concreto, el espíritu de Juanito descojonándose en mi cara.
Nota: habría querido debatir este tema en un "tú a tú" con mi estimadísimo Aaron Z, pero como todos sabemos tras el "chorreo" del Liverpool el pobre decidió sacar el AK-44 que robó en su época del Mossad de su caja fuerte y volarse la tapa de los sesos ante la rojigualda. Dicen que el fantasma de Joan Gámper le está jorobando de lo lindo ahí arriba, y esperen a que al pobre Carod-Rovira le sirvan su defunción política en bandeja y la hagan efectiva: el bueno de Zylbers va a estar la mar de entretenido. Sirva pues este sentido post como homenaje a una de las más viejas glorias de la casa.

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