domingo, 28 de diciembre de 2008

¿Por dónde se va a descoser este Barça?

Si hay algo que me ha quedado grabado en la frente con un hierro incandescente es que las alegrías no son eternas. Vive el Barcelona en la actualidad un momento muy dulce, diriase esplendoroso si ya hubieran caído títulos en el saco.

Los resultados, que son cuasi inmejorables, van de la mano de un juego exquisito y, por si fuera poco, entre los miembros de la plantilla se observa una inusitada comunión, en la que parecería, jamás discuten. La tribu de los Brady.

Los columnistas y aficionados no se sonrojan al decir que estamos ante un reloj suizo al que sólo le faltaría pulir unos 'detallitos' para alcanzar la perfección. 'Una puntadita por aquí, otra por alla' nos dejarían al borde de una máquina trituradora e invencible. El Kasparov team.

Quiero anticiparme a la jugada, hacer de Nostradamus y deshilvanar esta madeja de éxito blaugrana, determinar cuándo, por qué y por quién o quiénes tocará a su fin. Me he destacado en los últimos años, y varios de aquí lo saben, en acertar con el Barça. El único patinazo fue haber dudado de Pep Guardiola en los arranques de campeonato. Alabado sea Csai.

Señoritas, se nos avecina una racha de títulos. Eso es innegable. No sé si caerán varios el próximo año, pero uno seguro. Y el que le sigue también. La gran incógnita, pues, es para dentro de tres años, cuando no sería capaz de asegurar que rociaremos la Avenida Diagonal de aficionados culés.

Es difícil pronosticar cómo reaccionará este equipo a un nuevo ciclo triunfal. La nefasta experiencia con Ronalchólico (¿será qué los ladrones le robaron su whisky en su casa de Milán?), Decotílico y Rijkarhuana siembran muchas dudas en mi sobre cómo digerirán los nuevos jugadores Ligas, Champions y/o Copas del Rey. ¿Qué nos garantiza que no aparecerán nuevas divas dentro del conjunto catalán?

Me tranquilizaría saber que tenemos Pep para rato, pero creo que sus ambiciones van más allá que el desagradecido banquillo del Camp Nou. Es un técnico de mano dura y trabajador, que entiende la filosofía del Barça, un ADN que pocos técnicos cuentan.

Con o sin Pep, el gran lastre serán los contratos vitalicios con los que el 'genio' de Laporta está comenzado a hipotecar la salud futura de la plantilla. Ya veo al relámpago de Xavi manejando los tiempos del Barça a los 35 años, mientras que al habilidoso Puyol frenando al Messi del 2015. En la delantera, el 'conejito' Bojan le hará grandes goles al Aznalcoyar y Sanlucar.

Gocemos mientras podamos, porque la línea que separa al éxito del fracaso es más delgada de lo que pensamos. ¡Larga vida a Guardiola!

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