miércoles, 19 de noviembre de 2008

Grata i guanya

Como este es un blog de fútbol, y el fútbol, aunque lejanamente, está relacionado con el deporte, hoy hablaremos de uno de los males que aqueja a esa minoría de deportistas que tiene la costumbre de ducharse: el pie de atleta o tiña pedis.

Enfermedad típica de los niños (y de adultos con cierto retraso de maduración inmune, o sea, psicológica).

Producida por un hongo, o por una miríada de ellos, es exageradamente contagiosa e interesa principalmente a la zona interdigital de los dedos de los pieses, aunque los ejemplares más cabrones pueden colonizar la planta de los pieses (tiña copdefalsis), escroto (tiña jopassis), glande (tiña cimbrelis), perineo (tiñá posis) y pliegues submamarios (tiña confis).


Pie de foto: pie de Kantinu


Pocas cosas en el mundo producen tanto placer como rascarse entre los dedos horas y horas cuando te afecta ese ‘bichito tan pequeño que si se cae, se mata’ (Jesús Sancho Rof, Ministro de Sanidad de UCD, 1981, a propósito de la Enfermedad del Aceite de Colza).

Yo hace años que no pillo ninguno, pero recuerdo de niño sentarme en el sofá y rascarme a rabiar hasta que el dolor o la sangre me impedían ir más allá. Luego me iba a la cocina y me comía unos Donettes sin lavarme las manos. No sé por qué pero estoy seguro de que Quimet hacía lo mismo.

Ah, y lo más grandioso de esta enfermedad: la infección se podía eternizar semanas y semanas si seguías rascándote. En cambio, se comportaba como una señorita histérica de la alta sociedad: si no le hacías ni puto caso a sus demandas de atención (picor), moría a los pocos días sin necesidad alguna de tratamiento.

Venga guarros, contad vuestras experiencias hoy que hay partido de selecciones.

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